CALLEJERO CORDOBÉS INSPIRADOR (XX)
¿Llegaste a conocer al profesor Inurria Alastruey? Le preguntó Terrie a su colega.
¿De dónde? ¿De la Universidad del País Vasco?
No hombre no, le dijo Terrie entre risas. Es un profesor vasco que trabaja en VCU, en la School of World Studies. Me dijo que estuvo en Córdoba hace algunos años.
... Llevas razón. Recuerdo que, comentando las numerosas publicaciones que había hecho en los últimos nueve años, me dijo que era como su primer apellido, una persona laboriosa como una hormiga.
Pues bien, hace unas semanas empezó un curso de lengua y cultura vascas en el departamento de Lenguas de VCU, al que me apunté a sabiendas de que sólo podría asistir a las primeras clases.
Al final Terrie, acabarás por convertirte en un hispanista de referencia en Estados Unidos.
No es eso lo que pretendo. En realidad me inscribí en su curso no sólo por el interés que siento de conocer algo de la cultura vasca (lo de la lengua lo veo imposible por el momento), sino por asistir a sus clases, de la que hablan excelentemente mis alumnos.
Y ¿qué tal resultó? ¿Son buenas?
Sí que lo son. ¿O no? La verdad es que no sé si son o no buenas. Son realmente originales. En la última empezó a hablar del proceso creativo en los artistas y, aunque todos estábamos creyendo que se refería al cine, en realidad lo hacía al proceso de aprendizaje de la escultura y como en sus etapas iniciales el futuro artista ni siquiera llega a ser un humilde PILERO.
En est post, cuando Terrie describe el modo en que el profesor Inurria alude al proceso creativo de un escultor, está jugando con los dos nombres de esta calle céntrica del callejero cordobés: el escultor cordobés Mateo Inurria y la profesión de pilero, a la que el DRAE define como el humilde trabajo del peón cuyo fin es preparar barro para elaborar adobes.
Dedicado a mi amigo Karlos Alastruey, profesor de la Universidad Pública de Navarra y director de cine entre otras cosas.